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Como se puede comprobar en la imagen, para las líneas utilizadas para la confección de los círculos que sigue el contorno del logo de la manzana se han empleado proporciones extraídas de la sucesión de Fibonacci, una sucesión numérica en la que cada número es la suma de los dos anteriores (empezando desde el cero y el uno).
El caso es que esta sucesión no es un capricho matemático de hace milenios sino que describe a la perfección la proporción de crecimiento que siguen muchos elementos de la naturaleza, por poner dos casos: el árbol genealógico de los machos de una colmena de abejas o el crecimiento experimentado por el caparazón de un caracol.
Que Apple haya recurrido a este método para encuadrar su logotipo no hace más que corroborar su gusto exquisito casi adictivo por las cosas bien realizadas. El diseño es uno de los principales pilares en todos los productos de la manzana y la fruta que representa a la compañía no podía ser menos
Fuente: Apple WebLog
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